Monday, January 08, 2007

De un astronauta


Es viernes por la noche y afuera hay suficiente rock & roll, pero estoy aquí, en mi cuarto, escuchando a Kula Shaker. Last farewell. Timeworm. Si voy al bar que tenía pensado pisar, me pasaré la madrugada tosiendo y mirando cómo todos beben cerveza. Yo no podré hacerlo -lo de beber cerveza- porque si lo hiciera la tos no me dejaría tranquilo. Y después el pecho comenzaría a arderme, como si me pegaran un comal ardiente a los pezones. Además, al salir del lugar, ya bien entrada la madrugada, qué sucedería. A esa hora hace frío y claro, el pecho me dolería, comenzaría a toser y las sacudidas no se detendrían por un tiempo hasta que el comal llegara de nuevo a mi tórax. ¿Que estoy buscando pretextos para no salir? Lo dudo, más bien quiero mantener mi pecho caliente, mi tos guardada. Y escuchar esto… místico y satinado, este sonido proveniente de astronautas que portan sombrilla. Que allá afuera todos se dediquen a fumar, que atasquen el aire con su humo y sus carcajadas, que se levanten de sus asientos y flirteen con quien se les pare enfrente; yo me quedo en casa a repasar discos hasta extraviarme en mis sueños. Me quedo aquí a buscar habitaciones en los tracks para que, una vez que encuentre la más oscura, me recueste en la cama que contenga, extienda las cortinas y observe detrás de los vidrios. ¿Para qué salir? Afuera hace frío y a donde llegasen mis pasos no faltaría alguien que buscaría una sonrisa mía, y yo tendría que fingir. No me gusta fingir. Alguno solicitaría que hablara, pendejadas, y yo tendría que hacerlo, sin esforzarme demasiado. Y luego qué. Las bocinas del local escupirían una canción a buen volumen que no me tendría del todo contento, y yo soportándolo todo, sin cerveza en la mano y gritando para que el tipo de al lado escuchara lo que le dijera. Más dolor de garganta, para qué. Aquí estoy bien, escuchando a Mills: know that your soul is on fire, like a million suns, burn like a star, and be traveling in time… Ahora, ya sé qué están pensando: que ya estoy viejito o que soy un amargado, bueno, amargado sí estoy pero no es por eso que me quedo; solo quiero mantener mi pecho caliente y viajar una vez más, tal como he hecho desde que tenía unos quince años. Sí, como los de afuera, llevo tiempo visitando los mismos lugares, y como ellos -aferrados al mismo antrucho de siempre-, siento que no puedo ir a otra parte porque, apenas escucho las primeras notas de algún disco que me excita, descubro que en esta recámara todavía tengo mucho que explorar. Me quedo aquí. No salgo. Apaguen la luz al salir, por favor.

surferofiero@yahoo.com.mx