Tuesday, November 27, 2007

Tonite

Dear Wendy. Ayer vi el sol salir. Una nata espesa cubría me cerebro y no me dejaba disfrutar totalmente su lenta elevación en un horizonte atascado de cables y postes, pero salió, estoy seguro que así fue. No me preguntes a qué hora amanece Wendy, no lo sé, además ayer no pensé en relojes porque hacía mucho frío. Un frió muy ojete. Yo estaba a la mitad de una calle, solo. Dirigí una mirada a cada dirección posible y me decidí por una ruta. Empecé a dar pasos largos. Vaya que un amanecer puede comportarse bruto con tipos como yo. Mientras andaba miraba de reojo el cielo, y las nubes rosadas parecían escupir hielo sobre mis mejillas. Así que tomé aire y anduve, rápido, para llegar lo más pronto posible a casa. Sabía que tendría cruzar tres colonias, es decir, andar una media hora sin detenerme antes de recostarme en mi cama. Y lo hice Wendy, crucé calles y más calles hasta conseguirlo, no tenía otra opción. Anduve y anduve. Como un zombie. Me hubiera gustado verme; con los puños apretados dentro de los bolsillos y los hombros encogidos, apenas protegido por un suéter de ridículo grosor si se tiene en consideración los majaderos modos del clima a esa hora de la mañana. Ni una sola tonada se paseó por mi boca mientras caminé. Mis labios estaban pegados y secos mientras las últimas horas de la noche previa se paseaban por mi mente.

Cuando al fin llegué a casa no fui a la cocina a buscar algo qué comer, tampoco me abrigué. Lo primero que hice fue tomar un plato que había dejado en un escritorio e hice girar su décimo track. En mi cuarto ya había amanecido, sin embargo yo me mantuve aferrado a la noche anterior por tres minutos y cincuenta y un segundos más. Presioné play y me fui tendido. Gocé mucho esos segundos Wendy. De golpe sentí de nuevo ese palpitar violento en mi pecho, igual que horas antes, cuando apenas oscurecía. Me recosté en mi cama y escuché la canción que me impulsó a salir de casa horas antes, tenía que hacerlo. Era necesario porque la oscuridad ya había desparecido, al igual que la excitación, y lo que quería era descubrir si esa pieza sonaba tan maravillosa como unas horas antes, si seguía siendo la misma. Y la voz de Jarvis permanecía intacta. Aún hablaba del futuro; de un tipo cayendo de algún quicio y de otro a punto de enamorarse. Escuché “Tonite” con una sonrisa y cuando el número once apareció en la pantalla de mi reproductor de cd´s decidí dormir. Entonces el día comenzó para los demás, alcancé a oír cómo sucedía. Era anaranjado Wendy, te lo prometo. Y ayer lo vi salir. El sol. Lástima que jamás sentí su presencia.

Rayos de sol a: surferofiero@yahoo.com.mx

Monday, November 12, 2007

No vuelvas sin razón


Soda Stereo
Me verás volver
Sony/BMG, 2007

Qué portada tan horrenda. Y qué selección de canciones tan torpe, nada que no haya aparecido antes en algún “grandes éxitos” de los que el sello disquero del trío argentino suele sacar cada fin de semana para hacerse de un billete extra sin inversión de por medio. Y lo que ahora se nos presenta para conmemorar que hace diez años Soda ofreció su “último concierto” no es más que eso otra vez: un disco de éxitos bien piñata al que le invirtieron tres pesos. ¿Por qué no aprovecharon para ponerse a mano con los fans haciendo algo del tamaño que se merece el reencuentro de Cerati, Zeta y Alberti? ¿Por qué no un empaque de diseño atractivo –un detalle que Soda Stereo siempre cuidó- con versiones desconocidas, fotos inéditas e impresiones de los autores? Prometen que haciéndose de este disco el comprador obtendrá una clave que le permitirá hacerse de material vía web una vez que la gira de reencuentro arranque. Joder. Sabemos perfectamente que en la mentada red todo, TODO se obtiene gratis. Dudo mucho que Cerati y sus compinches estén felices con este disquillo circulando. Y que funcione como preámbulo para la gira de reencuentro da muy mala espina. El grupo puede juntarse las veces que quiera, engordar sus carteras hasta que las costuras revienten, pero hablando de discos valdría la pena que uno encontrara diferencias entre este acoplado de cuarta y, no sé, el de aniversario de Timbiriche. Me verás volver trae canciones que definieron a una generación entera, no nos entrometamos en la calidad de las composiciones, pero presentadas con un pésimo gusto. Si asisten a los conciertos que el trío ofrecerá pronto en México luego me cuentan si su espectáculo fue tan malo como este discucho.