Tuesday, May 27, 2008

De salida

Dear Wendy. De los últimos días que he vivido, me quedo con un concierto que Goma ofreció detrás de la catedral, donde interpretó “Still I wake up in the morning thinking of you”; el día que canté “Waterloo sunset” en la orilla de mi cama mientras el sol calcinaba el mediodía, y la madrugada en la que probé St Peter´s Cream Stout con una belleza a mi lado. Pienso en necedades como estas porque hace no mucho un editor me pidió que eligiera la canción de mi vida. La Canción. Fue complicado llegar a ella, pero al final la encontré. Luego, alguien más me dijo que era hora de escoger dos libros y dos discos para el resto de los días. Otra complicación. Casualmente esos ejercicios de selección me han sido de mucha utilidad; ahora estoy frente a la compu escogiendo cuáles son los discos que me llevaré como compañía a un viaje que haré hoy mismo. Un viaje más o menos largo, por cierto. He tomado unos cuantos platos, al final, pero qué duro ha sido conseguirlo. También he elegido un par de libros, bueno, como cuatro. Me largo con todo eso encima. También cargo con mi guitarra y un destapa corchos muy guapo que encontré en el tianguis de los jueves. No sé qué voy a hacer en el lugar que me espera (¿me espera?). Tampoco sé si al final valdrá la pena haberme movido. Dormiré en una cama ajena atascada de alacranes, pero lo peor es que tendré que hacerme cargo de mí mismo. Qué fastidio. Pasar tanto tiempo conmigo, a solas, como si de verdad me cayera tan bien.

Tuesday, May 06, 2008

Joe Volume and The Vincent Black Shadows



A veces ocurre. Estás meditando sobre la profundidad de las grietas que adornan las paredes de tu cuarto mientras te sobas las axilas y, de repente, escuchas algo que te levanta de ese colchón apestoso a sebo sobre el cual llevas rato echado. A mí me pasó, y lo que escuché fue una canción llamada “The kids (still waiting)”. De inmediato investigué quién madres tocaba eso que sonaba cutre y malhecho, muy gamberro; muy pinche punk. Supe luego que los responsables de esa majadería llevaban por nombre Joe Volume and The Vincent Black Shadows. El siguiente paso fue localizarlos. No fue complicado conseguirlo; intuía que donde hubiera salitre y óxido podrían estar, así que por ahí me moví. Arrinconados en alguna esquina del Foro Alicia, y unos minutos antes de ofrecer un concierto sobre su tarima, fue que encontré a esos tipos. Twist (bajo), Flash (batería), Riot (guitarra) y Joe (guitarra y voz). Fue el último quien respondió a mi interrogatorio. Sin frascos ni pegamento de por medio. Bien sobrio.

Cuál es la historia de Joe Volume y sus compinches.

Hace como dos años y medio empezamos tres weyes a tocar punk. Luego llegó uno más. El primer material que existió del proyecto lo grabamos sólo Riot y yo, mientras los otros dos apenas estaban aprendiendo a luchar contra sus instrumentos. Luego de grabarlo nos pusimos a regalarlo, a moverlo por donde se pudiera, y en una de esas nos salió la oportunidad de ir a tocar a Canadá, así que nos largamos dejando un disco nuevo ya casi terminado. Cuando volvimos a México retomamos la grabación, la mezclamos y la llamamos I love broken hearts. La neta el apoyo de la gente estuvo bien cabrón porque de repente ya teníamos algunas canciones sonando en la radio. Desde entonces todo hizo clic de golpe; incluso conseguimos que el Dr. Alderete -un wey que admiramos cabrón- se rifara el arte del disco. Todo bien chingón.

Sé que ya están grabando un nuevo álbum, qué diferencias hay entre ese y el que está ahora en las calles.

Pues el primero lo grabamos en mi casa. Es un disco totalmente casero. Totalmente desmadroso. Ahora ya estamos grabando canciones nuevas en un estudio formal. La neta no nos gustaba mucho la idea pero al final, luego de mucho buscar, encontramos un estudio donde nos sentimos cómodos. Esta es la primera vez que nos metemos a grabar y al mismo tiempo estamos haciendo las canciones. Escribimos y luego luego grabamos. Lo tradicional es llegar con algo ya bien ensayado, pero nosotros vamos en directo y la neta está padre eso, nos estamos acomodando bien al nuevo estilo.

Apenas tienen dos años juntos y ya fueron a Canadá y tienen rotación en la radio. Creo que no han sufrido lo suficiente.

Claro que sí lo hemos hecho. Ya tocamos en un chingo de baresillos. Ya sabes, aguantando botellazos y limonazos. Ya pasamos por esas tocadas chacales, densas.

Sus discos suenan sucios, como diciendo “no queremos que esto te guste”.

Sí. Nos gusta que las canciones suenen sucias. Nos laten los discos cochinos. Pero eso nos sale natural porque ¿te digo algo? El primer material lo grabamos como en diez días y yo andaba siempre pedísimo, la neta no me acuerdo de muchas cosas que pasaron entonces. Pero todo eso está bien; capturar el sentido de inmediatez de las cosas está chido.

Si hablas de inmediatez lo correcto es que regales tus discos.

Sí lo hacemos. Desde el comienzo planeamos que nuestro primer material sería gratis, siempre. Hemos regalado fácil más de 3 000 copias de ese disco y todas las hemos confeccionado nosotros mismos, acá, recortando de uno por uno y casi coloreando. Jamás hemos recibido un peso de ese primer EP.

Entonces si alguien se los encuentra por la banqueta y les pide ese disco, de inmediato lo tendrán, y gratis.

Claro, si traemos discos en ese momento, seguro que los regalamos.

Qué hay de sus conciertos, cómo son.

Nuestros conciertos son cortos. De unos quince minutos. Pero en ese tiempo cualquier cosa puede pasar. Igual pueden ser sesiones de puro desmadre y ruido; igual podemos rayar sus buenos 25 minutos de buen punk, pero jamás estaremos más de media hora en escena. Así nos gusta: rápido y fuerte. Sin hacer una lista de cuáles vamos a tocar, jamás hemos llegado con una mentada lista porque ¿qué tal si se nos antoja hacer un cover, o dos o tres? A lo mejor alguna vez llegamos a hacer un set list pero no lo respetamos. Lo nuestro es el desmadre. Nos late brincar y sudar, incluso desde los ensayos lo hacemos, aunque no haya nadie alrededor siempre estamos moviéndonos. Pensándolo bien compartimos cierta actitud con el skate; la de siempre estar en movimiento, eso nos late. Además en los videos de skate siempre ponen punk bien chido de fondo para los trucos, ruido muy fino. Con Joe Volume la onda es parecida; se trata de brincar y echar desmadre, nada de permanecer quieto respetando al instrumento. Al final del día eso es lo que importa, pasársela bien.

Hablabas de covers, cómo qué versiones tocan.

No sé, algo de The Velvet Underground, de Chuck Berry… tocamos rock & roll, canciones con un ritmo directo, fáciles pues. Cualquiera podría tocarlas igual. Yo toco la guitarra, pero no sé hacerlo. Le pego como puedo. Esa actitud es una parte fundamental de nuestro sonido, determinante; el hecho de que no somos músicos amaestrados. Cualquiera puede hacer lo que nosotros. No existe ninguna complicación en aprenderse tres acordes y componer una canción. Todo el mundo puede formar un grupo y grabar un disco. El rock & roll es de lo más fácil que hay por hacer, en él, las limitaciones pueden ser tu mejor arma. A nosotros básicamente lo que nos gusta es el ruido. Disonar y jalonearnos.

¿Alguna vez han roto sus instrumentos sobre el escenario?

Sí, yo sí lo he hecho.

¿Y qué se siente?

Pues yo sentí bien culero porque rompí una guitarra bien chida, y era la única que tenía.

¿Estabas pedo o qué?

Sí, estaba bien pedo y me subí a la batería a tocar, pero cuando brinqué para bajarme me tropecé con el cable, lo jalé y se rompió la madera. Como ya no había mucho por hacer terminé de romperla. Me puse a brincar en la guitarra. Ahí se terminó el toquín.

Para finalizar, algo de mala leche ¿no? Dime a quién odias o algo así.

Sé de gente que ataca a los emos y a los reggaetoneros. Pero si a mí algo no me gusta pues no lo escucho y ya. Se me hace que hay que dejar existir ¿no? Si nos toleran a nosotros, pues debemos tolerarlos a ellos. Hay grupos de rock que hacen música de mierda, súper fresa, pero cuando los conoces y tratas con ellos resulta que son buenas personas. Por eso no me late tirar mierda. Como decían los skatos: hay que tolerar.