Tuesday, April 21, 2009

Cártel de Santa


Cuando Babo zumba
Frente a mí se encuentra Babo, tumbado en un sofá, sobándose la cabeza. Crudísimo. Me explica que en la fiesta de ayer mezcló mal los jarabes y que prefiere platicar conmigo así, acostado, para reponerse. "Hay combinaciones letales", me dice, “métete anfetaminas con psicotrópicos. Para arriba con para abajo. Corto circuito. Pero si no quieres pedos lo único que combina con todo es la mota, esa es la chidita”. Junto al convaleciente se encuentran Dharius y Román Rabia; los tres conforman Cártel de Santa y vienen con Vol. IV, su álbum más reciente, el trabajo que Babo presenta justo después de pasar algún tiempo en la cárcel, culpado de asesinato.
Babo, leo los tracks que aloja tu disco más reciente: “Puro Cártel pa´arriba”, “Babo regresa”, “El cabrón”, “Cuando Babo zumba”… Como debe ser, puro egocentrismo. Sin embargo me sorprende un título como “Vato sencillo”; demasiado manso ¿no crees?
A mí esa canción me gusta un chingo, porque cuando estuve en la cárcel me di cuenta de que hay que ser sencillo. Ahí dentro vale madre si traes Rolex o lo que sea, ahí nomás traes la verga y los tanates. Puedes creer que es posible protegerte con dinero de lo que hiciste afuera, pero adentro lo pagas todo a huevo. ¿Dinero? Te lo van a quitar todo y luego te van a chingar. En la cárcel, la facha, las garras, las pinches joyitas y la madre valen verga. Por eso yo el bling bling lo traigo tatuado en la piel, así no lo empeño y si me lo roban no creo que sirva de mucho.
¿La pasaste mal allá?
¿En la cárcel? No, no la pasé mal. Vivía en una suite climatizada con pantalla de plasma. ¿Pues tú qué crees? ¿Qué nunca has estado encerrado? Has de cuenta que yo estaba en un módulo de alta seguridad, bajo tierra, en una especie de sótano. Ahí me metieron. Es un lugar en donde sólo echan a gente del crimen organizado y a secuestradores. Me tocó tener de compañero a un vato que mató a su papá y a su mamá a machetazos porque no le quisieron dar más dinero para comprar piedra, y había un chingo de Zetas también. Conviví con raza muy odiada, pero dentro de lo que cabe todos me trataron bien y yo igual les eché la mano a varios. Soy una persona que se adapta pronto a todos los ambientes, entonces como al tercer mes de estar encerrado ya sabía hacia donde corría el agua, quién jalaba para cuál lado. También me di cuenta de cómo arreglar los pedos y de quién valía la pena hacerse compa y llevarla chido. Algunas veces solucioné problemas con verbo, pero otras ocasiones tuve que chingarles toda su pinche madre a dostres, para que ni me voltearan a ver los putos. En la cárcel existe un código de silencio, así que cuando me preguntan mejor me callo la boca. En ese sentido, jamás recibirás una respuesta honesta de mi parte. Pero sí te digo algo de ese lugar: chido no está.
Alguna vez, hace ya varios años, me dijiste que todos los problemas se solucionaban con la verga, ¿aún sostienes esa frase?
A huevo. Porque yo soy la verga. Pero fíjate que en la cárcel no pude arreglar nada con ella. Porque allá la verga sólo sirve para dos cosas: para miar o para humillar a alguien.
¿Qué tanto de este Vol. IV fue escrito durante tu encierro carcelario?
Allá dentro escribí “Babo regresa”, “Cuando Babo zumba”, “De México el auténtico” y “Filosofía rítmica”. Incluso hice una que narra los hechos de ese día, de cuando me entregué a las autoridades, se llama “Cosas de la vida”. Escribí más adentro, pero no quería que todo el álbum supiera a encierro. Además cuando salí me puse contento, y quería reflejar también eso en el disco.
¿Cuál es la diferencia entre planear rimas tras las rejas y hacerlas en la banqueta?

Escribir adentro era lo que me sacaba del encierro. Escribir afuera es lo que me da de comer. Adentro, escribiendo me transportaba a otro lugar o me ponía en una situación mental distinta a la de obsesionarme con la idea de quedarme encerrado 25 años. Y es que yo no recibía visitas comunes porque estaba en un módulo de alta seguridad, incomunicado. Sólo entraban a verme familiares directos; iba mi morra, mi papá y mi hermana. No vi el sol, ni la luna ni las estrellas durante diez meses. Mi única luz era una lámpara fluorescente que zumbaba. Zzzzzzz. No podía abrazar a nadie cuando iban a visitarme, ni madres. Veinte minutos de charla, un cómo estás y a la verga. Nada de que los domingos entra toda tu familia y los traes dando el rol por todo el penal. No. Esas no eran mis condiciones.
¿Qué ocurrió Babo, qué fue lo que terminó llevándote a la cárcel?
Cuando yo llegué carnal, declaré las cosas tal como habían ocurrido y el abogado me dijo: “tú ahorita te vas. Es imposible que le hayas disparado a tu compa de manera directa. Ya tengo la autopsia y las trayectorias de las balas, todo. Para empezar ya tenemos las ojivas de las balas y están deformadas, entonces no hay problema. Sólo te voy a dejar en este separo de momento”. Y no sé por qué me llevaron a ese modulo especial, ¿por ser artista o qué chingados? Yo siento que me agarraron de chupacabras. Porque en el tiempo en que me agarraron estaba todo el desmadre de los Zetas en Nuevo León, cuando hubo como veinte ejecuciones. Y yo le vine a tapar el ojo al macho gracias a la prensa. Me agarraron de chupacabras diez meses. Porque si yo hubiera sido cualquier otra persona, ya con los estudios de balística y el perdón de la familia –porque los familiares de quien murió sabían cuál era el problema real; el que yo tenía con la persona que me agarré a balazos- todo hubiera salido bien. Así pasa, no por ser una figura pública te va bien.
¡Yo supe de tu situación gracias a un programa de chismes baratos por TV!
Y eso que en ningún momento me permitieron dar declaraciones a la prensa. Y a los periodistas les decían que yo tenía un amparo para no declarar. ¿Cuándo has sabido de algo así, un amparo legal para no hablar con la prensa? Esas eran mamadas del gobierno porque yo les estaba jalando bien para desviar un poco la atención respecto a lo que ocurría con el crimen organizado. Yo hice saber que estaba consiente de lo que ocurría, de que tenía las pruebas a mi favor en la mano, pero no sé qué chingados pasó.
¿Y qué sucedía con el resto de Cártel de Santa mientras tú estabas encerrado?
La neta los únicos que me daban ánimos eran estos vatos (señala a Dharius y Rabia) y Mary Dee, porque hasta mi manager me llegó a decir: “ya valió verga, si te transfieren a otro reclusorio ya dijeron que te van a matar, vas a valer madre”. Y bueno, ya antes la disquera me había hecho una jugada bien pedorra; me quedé sin manager y me congelaron un año por eso. ¿Qué chingados, a huevo necesitas de un manager para grabar un disco?
Tienes razón en ese punto, pero bueno, aquí está el disco al fin ¿no? El Vol. IV.
Ah, sí. Trae trece tracks. Producidos por Mauricio Garza y grabados en nuestro propio estudio. Yo digo que este disco es una mezcla de los volúmenes I y II del Cártel; vale la pena porque trae sonidos muy frescos y beats bien acá, muy chonchos.
Esta entrevista fue publicada en la revista Gorila.