Tonite
Dear Wendy. Ayer vi el sol salir. Una nata espesa cubría me cerebro y no me dejaba disfrutar totalmente su lenta elevación en un horizonte atascado de cables y postes, pero salió, estoy seguro que así fue. No me preguntes a qué hora amanece Wendy, no lo sé, además ayer no pensé en relojes porque hacía mucho frío. Un frió muy ojete. Yo estaba a la mitad de una calle, solo. Dirigí una mirada a cada dirección posible y me decidí por una ruta. Empecé a dar pasos largos. Vaya que un amanecer puede comportarse bruto con tipos como yo. Mientras andaba miraba de reojo el cielo, y las nubes rosadas parecían escupir hielo sobre mis mejillas. Así que tomé aire y anduve, rápido, para llegar lo más pronto posible a casa. Sabía que tendría cruzar tres colonias, es decir, andar una media hora sin detenerme antes de recostarme en mi cama. Y lo hice Wendy, crucé calles y más calles hasta conseguirlo, no tenía otra opción. Anduve y anduve. Como un zombie. Me hubiera gustado verme; con los puños apretados dentro de los bolsillos y los hombros encogidos, apenas protegido por un suéter de ridículo grosor si se tiene en consideración los majaderos modos del clima a esa hora de la mañana. Ni una sola tonada se paseó por mi boca mientras caminé. Mis labios estaban pegados y secos mientras las últimas horas de la noche previa se paseaban por mi mente.
Cuando al fin llegué a casa no fui a la cocina a buscar algo qué comer, tampoco me abrigué. Lo primero que hice fue tomar un plato que había dejado en un escritorio e hice girar su décimo track. En mi cuarto ya había amanecido, sin embargo yo me mantuve aferrado a la noche anterior por tres minutos y cincuenta y un segundos más. Presioné play y me fui tendido. Gocé mucho esos segundos Wendy. De golpe sentí de nuevo ese palpitar violento en mi pecho, igual que horas antes, cuando apenas oscurecía. Me recosté en mi cama y escuché la canción que me impulsó a salir de casa horas antes, tenía que hacerlo. Era necesario porque la oscuridad ya había desparecido, al igual que la excitación, y lo que quería era descubrir si esa pieza sonaba tan maravillosa como unas horas antes, si seguía siendo la misma. Y la voz de Jarvis permanecía intacta. Aún hablaba del futuro; de un tipo cayendo de algún quicio y de otro a punto de enamorarse. Escuché “Tonite” con una sonrisa y cuando el número once apareció en la pantalla de mi reproductor de cd´s decidí dormir. Entonces el día comenzó para los demás, alcancé a oír cómo sucedía. Era anaranjado Wendy, te lo prometo. Y ayer lo vi salir. El sol. Lástima que jamás sentí su presencia.
Rayos de sol a: surferofiero@yahoo.com.mx
Cuando al fin llegué a casa no fui a la cocina a buscar algo qué comer, tampoco me abrigué. Lo primero que hice fue tomar un plato que había dejado en un escritorio e hice girar su décimo track. En mi cuarto ya había amanecido, sin embargo yo me mantuve aferrado a la noche anterior por tres minutos y cincuenta y un segundos más. Presioné play y me fui tendido. Gocé mucho esos segundos Wendy. De golpe sentí de nuevo ese palpitar violento en mi pecho, igual que horas antes, cuando apenas oscurecía. Me recosté en mi cama y escuché la canción que me impulsó a salir de casa horas antes, tenía que hacerlo. Era necesario porque la oscuridad ya había desparecido, al igual que la excitación, y lo que quería era descubrir si esa pieza sonaba tan maravillosa como unas horas antes, si seguía siendo la misma. Y la voz de Jarvis permanecía intacta. Aún hablaba del futuro; de un tipo cayendo de algún quicio y de otro a punto de enamorarse. Escuché “Tonite” con una sonrisa y cuando el número once apareció en la pantalla de mi reproductor de cd´s decidí dormir. Entonces el día comenzó para los demás, alcancé a oír cómo sucedía. Era anaranjado Wendy, te lo prometo. Y ayer lo vi salir. El sol. Lástima que jamás sentí su presencia.
Rayos de sol a: surferofiero@yahoo.com.mx
4 Comments:
es maravilloso el poder que ejerce la música en nuestra realidad y en el subconciente, inyecta la fuerza suficiente para sentir el frío de ese amanecer al leerte, me imagino que fuiste a la cama en paz despues de escuchar la rola terminar en medio de los ruidos matutinos.
beso calientito.
sí...el subconSciente... ¿qué es eso tu?
This comment has been removed by the author.
Realidad y subconsciente. Ahora sí estamos entrando a la dimensión desconocida.
Post a Comment
<< Home