Wednesday, October 01, 2008

Un tunel

El vagón luce casi vacío. Viajo sentado y un par de personas me acompañan en el metro, vamos con dirección a Buenavista. Leo: “Sí, creo, siempre he creído que la renuncia al amor, autorizada o no por un pretexto ideológico, es uno de los raros crímenes inexplicables que un hombre dotado de cierta inteligencia pueda cometer en el curso de su vida”. Entonces un tipo sube. Algo debe vender, pienso. Y de inmediato vuelvo a lo que leía, lo repaso. Las puertas se cierran y el tren avanza. El hombre pasa junto a mí y me pide dinero, pero yo no lo escucho. Apenas alcanzo a ver que me extiende la mano y percibo un tufo picante a resistol 5000. Sacudo la cabeza sin voltear a verlo. No le daré dinero. Él camina por el vagón y sigue hablando en voz alta, pasa junto al resto de los pasajeros y al final vuelve para detenerse a mi lado, sólo que esta vez se agacha y me habla a la altura de los ojos, obligándome a hacer a un lado mi lectura.

- Tú eres chingón. Tú sí estudiaste. Yo soy un pendejo que no fue a la escuela. Dame un varo para una chela…
- No traigo.
- No mames. Dame un varo para una mona o vas a valer verga.
- No traigo.

Ante mi seca negativa, el hombre cambia radicalmente su tono “suave” para hablarme recio y me ordena darle dinero mientras me toma por el cuello. El vagón sigue su camino, perdido en la oscuridad. A mí me revisan los bolsillos. Cuando el asaltante encuentra mi teléfono celular comienza el forcejeo. De pronto tengo encima a dos. Ignoro de dónde salió el otro. Hay manotazos y palabrería hasta que finalmente llegamos a la siguiente estación, Lagunilla. Entonces las puertas se abren. El andén está vacío. Son las diez de la noche. El tren se detiene por un par de minutos, mientras tanto, esos dos me piden que me calle y que les de mi teléfono por las buenas. Pienso en accionar la palanca de emergencia, pero me queda muy lejos. Pienso en lo que pensará el par de pasajeros que me acompañan, si estarán planeando ayudarme. Pienso también en el operador del tren - ubicado a unos cuantos pasos de distancia de mí- en que lleva la ventana que lo conecta visualmente con el vagón tapada con un papel. Entonces la señal que anuncia que las puertas van a cerrarse suena. Viene un último jaloneo y los ladrones escapan justo cuando las puertas se unen. Los dos salen tranquilos, caminando despacio por el andén mientras el tren avanza. Se han llevado mi celular y cientos de veces más de lo que uno de ellos me solicitó caritativamente, para una chela. Mi libro está en el suelo. Lo levanto. Los pasajeros que presenciaron el robo observan sus pies. Los miro de reojo. Cuando llego a mi destino y me alisto para bajarme, uno de ellos me pregunta ¿a poco te robaron? Yo me quedo callado y camino para hacer el transborde. Escucho pasos; a vendedores de chicharrones preparados, cueritos y pepitas, pero nada de música pasa cerca de mis orejas. No estoy seguro si debo abrir de nuevo mi libro y continuar leyendo; si lo mejor es mantenerme alerta o volver a casa de una vez. Sigo mi camino hacia el transborde. Y entonces extraño a mis audífonos.


Ayudado de la más vanzada tecnología, un grupo de expertos toma muestras microscópicas del lugar en las vías donde comenzaron mis problemas. Los investigadores siguen a la caza de respuestas, pero aún no logran concretar cuáles fueron las razones que orillaron a ese par de puercos a asaltarme.

6 Comments:

Anonymous Anonymous said...

que pinches hijos de su....esos ratas...

y que pex con esa pregunta ¿a poco te robaron?....chale

cuidate y sabes que???
yo tambien hubiera negado darle para una chela a esos hijos de ...

3:54 PM  
Blogger Jorge Flores-Oliver, aka Blumpi said...

Puta, qué mal pedo Güesos.
Luego te invito una chela, para que se te pase el puto coraje.

Un abrazo.

6:13 PM  
Blogger B West said...

el mundo está podrido y todavía hay quienes lo dudan!

:@

11:52 AM  
Blogger Edgar López said...

No pues que mal viaje, por lo menos no paso a mayores, aunque el coraje y la paranoia si duran un rato.

Por cierto de quien era eso de ...

“Sí, creo, siempre he creído que la renuncia al amor, autorizada..."

Saludos

11:51 AM  
Blogger Isabela said...

una moneda, una chela, ironía, amor, libro, gente que pregunta cosas pendejas, me gusto tu descripción y las palabrejas que acompañan tu recorrido inesperado por las lineas de nuestro metro, saludos desde acá... estrujo ciao

9:00 PM  
Anonymous Anonymous said...

Qué no es "inexpiables"?

3:46 PM  

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