XX

Ayer cumplí veinte años con la guitarra que ilustra este post. Veinte años. Casi no lo puedo creer. Y mucho menos que prácticamente no haya pasado un día de mi vida sin dejar de acercarme a ella. Aún recuerdo el día que mi papá me la regaló, claramente, con pulcritud enferma.
No es el estilo de este blog pegar textos escritos por alguien más, pero me parece más que atinado este que he encontrado en el diario del conjunto español La Habitación Roja, creo que me queda muy bien. Salud.
Os propongo un juego, empezad a tocar un instrumento, no sé, por ejemplo el piano. Al principio no tendréis ni idea de qué va la cosa, os llevará aproximadamente unos seis o siete años empezar a dominar el instrumento, seguramente vuestras parejas os mandarán más allá de la Torre de la Vela cuando le hagáis más caso al instrumento que al amor que os profesa, posiblemente os mandarán a la mierda. Como estaréis sin un duro, porque vuestra pasión de músico no os permite tener un trabajo normal que os quite tiempo para tocar, tendréis que trabajar en garitos de mala muerte para conseguir pasta y compraros un buen instrumento. Más tarde intentad formar una banda. Y otra vez de nuevo a empezar. Tendréis que tener buenos instrumentos si queréis sonar medianamente. Alquilad un local de ensayo, que por cierto, no son demasiado baratos. Varios años os llevará poneros a componer, que sepáis componer, que aprendáis a grabar, que toquéis todos a una, en fin…Diréis: vamos a grabar una maquetilla a ver qué pasa. Sacad pasta de donde no la hay y grabad. La primera será una mierda y tendréis que grabar más hasta que encontréis vuestro sonido. Diréis, ¿porqué no hacemos conciertos? y ¡sorpresa! Tendréis que pagar para trabajar, es fascinante. Al cabo de los años os pelearéis unos con otros, cambiarán los miembros de la banda, etc… o simplemente formaréis otra y vuelta a empezar. Ya no sabréis qué es eso de tener pareja... Pasarán más años y estaréis agotados. Pero aún así, otra vez os meteréis a un estudio, ¡vamos a grabar un disco! Eso vale mucho dinero. Querréis editarlo, etc… y ¡sorpresa! no os contesta ni dios…, simplemente vuestra banda no existe. Más peleas, más cambios, hasta que a alguien se le agota la paciencia y dice: ¿por qué no nos sacamos el disco nosotros? Guay, cojonudo, de puta madre.¿Tenemos dinero? ¿….?¿Cómo? Dine… ¿qué?Ni un puto duro. Alguien consigue mucha pasta, para devolver, por supuesto, y empiezas a hacer los trámites para sacar tu disco.
Luego tendrás que pagar para tocar, pagar para trabajar y seguramente no vayas a cobrar nada. Pero esto no es lo mejor, la incompetencia en el mundo de la música es brutal. Te van a cancelar bolos por la cara y te van a joder cuatro o cinco bolos más porque sí. Después de un fin de semana de mucho curro, llegas a tu casa un domingo por la noche y el lunes a tu trabajo, si es que tienes. Si no tienes, la has cagado. Porque todo lo que tenías ahorrado te lo has gastado alquilando salas, alquilando furgoneta, alquilando un hotel y pagando gasolina y comida. Y al llegar a casa las cuentas te dan número rojísimos. Mi consejo es que el lunes por la mañana te acerques al SuperSol más cercano, compres dos sacos de patatas, un paquete de arroz y un hueso de jamón, eso no te saldrá por más de 5 euros. Y prepárate para comer patatas en todos sus modos de preparación y hacerte sopas de arroz con el hueso de jamón (consejo: el hueso de jamón te puede servir al menos para dos sopas).
Tú eras un chico con futuro, has estudiado, tienes un título, pero tu vida es tocar. Vas a maldecir lo que no está escrito y aún así querrás volver a salir a tocar lo más pronto posible y grabar otros discos para enseñarle al mundo que la música será nuestro pasado, nuestra historia. Acabarás con treinta y pico años con el futuro más negro que jamás hayas advertido.
p.d.: No le regaléis a vuestros hijos una guitarra para su cumpleaños.