Sunday, April 23, 2006

¡Adicta!


Esta es la tapa del número UNO de un aborto que pretende circular por un rato entre las manos de los interesados, se llama ADICTA. Una revista de rock & roll. Se las recomiendo porque ahí están metiendo la nariz tres sujetos que se han ganado mi respeto a pulso: Carlos Ramírez, Francisco Zamudio y Jorge Flores. Los tres confeccionan textos con esa grasa que suele hacer falta en los renglones por donde a veces tenemos la desgracia de pasear nuestros ojos, además los tres degustan buen ruido y seguramente comparten la misma clase de drogas. Vale la pena echarle un ojo a esta revista, en serio. Pues... así está la onda de ADICTA y, este, no sé, cómo le haré... es que me urge decirlo y no sé cómo. Ahí les voy, tengo que hacerlo ahora: es en las páginas de ADICTA que por primera vez voy a tener una columna (¡!), se llama almadegoma y pues sí, estoy muy emocionado. Cómo no estarlo. En este número de estreno también escribí algo sobre Sex Pistols, la salvajada de Thurston Moore en el Salón México y algunas reseñas de platos muy chingones que me traje de España. La revista está bien balanceada: libros, películas, videojuegos, desmadre gratuito... en fin, se las recomiendo. Sólo cuesta catorce pesos y ahora mismo está en las calles, sólo tienen que pedirla religiosamente cada mes.

Wednesday, April 05, 2006

Babasonicos


Babasonicos
Esos duendes del rock
Por Alejandro González Castillo

Tengo una cita con el combo argentino Babasonicos para platicar sobre su nuevo disco, Anoche. Ya antes había tenido la oportunidad de charlar con Adrián teniendo como pretexto Infame, la obra previa del combo, y en aquella ocasión descubrí que ese individuo no está representando un papel cuando lo encuentras sobre tarima; el tipo sí es glam en serio, se la cree. Con la idea de que volvería a encontrarme con él me dirijo hacia la disquera que ahora alberga al quinteto mientras escucho algo de ese Anoche. Me instalo en un sillón y medito lo lejos que el grupo se encuentra de aquel erizo con filosas puntas de hip hop, heavy metal, rock macizo, bosanova y electro pacheco que deambulaba entre los arrecifes del subterráneo, hace ya diez años. Ahora Babasónicos coquetea con el pop, y no le sienta mal. Mientras escucho, miro un cartel gigante frente a mi: “BABASONICOS. La banda que transformó la contracultura en moda”. Vaya, vaya. Hay un hombre acostado en el sillón contiguo, se nota aburrido, de reojo encuentro que se está quedando dormido cuando aparece una persona de la disquera y nos levanta a los dos, nos dirige a una oficina. Una vez dentro me presenta al sujeto adormilado del sillón, ambos extendemos nuestra mano derecha; él es Diego, el encargado de golpear los tambores en Babasónicos. Se talla los ojos, están bien rojos, él se mueve pesadamente. Así que mientras Adrián afloja la lengua en otra oficina, Diego y yo intentamos mantener la charla caliente.
¿El viaje fue duro? Te notas cansado.
Un poco, estuvimos en Lima y de ahí nos venimos acá para tocar en Cuautitlán y Querétaro.
Pero llegaron sin su bajista ¿dónde lo dejaron?
El bajista se quedó en Lima porque perdió el vuelo, se quedó en el baño. Tuvimos que tocar sin él, así que hicimos algunos temas acústicos y otros más así, sin bajo. Pero sí, safó. Pudimos sacarlo adelante. Había mucha gente y todos estaban muy locos, como que la música le llega a la gente, están pendientes y conocen las canciones.
Estoy intrigado por el lema de batalla que presumen para Anoche: “La banda que transformó la contracultura en moda”. Creo que no es la forma más apropiada de vender un disco de Babasónicos.
El slogan ese lo pusieron en la compañía. No sé, el tema de las modas… siempre hemos estado huyéndole ¿no?
Pero ¿están conformes con esa frase? Me parece que el trato es: rebélate con moderación, eso es cool.
Esa frase la vimos hoy y, bueno. Es una cuestión discográfica, de la gente de la industria, ellos lo hacen. Nosotros no nos metemos en el marketing; nos inmiscuimos en lo que es la obra. Hasta ahí llegamos.
Curiosamente, Anoche, su reciente disco, contiene un track llamado “Pobre Duende”. Es interesante la letra: “… miren lo que han hecho con el duende del rock, lo han destrozado, lo han convertido en una estampa estúpida de sumisión…”. ¿Crees que retrate con efectividad el momento que están viviendo como grupo, sin saber que en México tenían planeado vender su disco con esa frase como vehículo?
Puede ser, sí. Porque ese tema habla un poco de cómo se vapulea al rock, a la cultura rock, que más allá de algo estilístico y musical se ha convertido en una postura frente a las cosas…
Sus escuchas han cambiado, ahora su público es mucho más amplio, con otras exigencias, distintas a las de sus seguidores de hace diez años.
Sí, cambiaron, están más metidos en los ritmos que impone el mercado. Pero nosotros a la vez usamos eso como una herramienta a nuestro favor; para hacer que nuestra música salga a la luz. Antes teníamos que pelear por tener un espacio, y ahora que lo tenemos lo disfrutamos más. Jamás nos propusimos llegar a algo. Siempre fuimos en el momento haciendo lo que nos parecía. Babasónicos no es un grupo que llega a un lugar y se queda ahí. Todo es móvil, evoluciona, lo que tratamos siempre es hacer lo que nos gusta; discos que nos permitan ir a tocar, a presentarnos, de eso se trata.
¿Algo para extrañar de eso tiempos, cuando apenas unos cuantos disfrutaban de su sonido?
Se extraña de esa época que había como una consciencia compartida con otras bandas, y entre todas existía algo en común; todas aspirábamos a lo mismo. Había algo de querer proponer un cambio. Antes compartíamos escenarios y se extraña un poco eso, ahora cada quien hace sus cosas y las cuida. En los noventa había un espíritu neo- hippie, una comunión entre las bandas que se dio naturalmente. Ahora recorremos el camino solos. De esa época podemos extrañar el desprejuicio, aunque hubo noches sin dormir, cruzando la frontera de Tijuana en una camioneta sin permiso para sacarla del país, para luego tomar un avión todos madreados y al otro día tocar. También hubo momentos de crisis, sin rumbo, más porque no existía afuera la respuesta que nosotros aspirábamos hubiera. La época en que salimos de Sony fue un momento en el que estuvimos a la deriva y bueno, fue difícil, pero seguimos, inventamos otras formas de subsistir, con compilaciones auto- gestivas, y con eso subsistimos más de un año. Ahora todo es más ordenado, hay una organización que por un lado es mejor porque puedes hacer más cosas y mejores productos. Cada etapa tiene sus pros y contras, y esta etapa es buena.
Con Anoche como soundtrack.
Sí, a fines de marzo paramos de tocar y nos fuimos a Argentina, a Cordoba, un par de semanas, a un campo en la sierra alejado del ruido y ahí montamos el set, ensayamos y grabamos temas. El disco lo empezamos a grabar formalmente en julio, y nos llevó unos veinte días, en los estudios Panda y Circo Beat. Phill Brown vino a hacer la mezcla, y a la mitad de la grabación y la mezcla le mandamos el material a Andrew Weiss y él seleccionó lo que iba a sonar y no, compiló los temas y los preparó para la mezcla de Phill.
Phill Brown está pesado, ha trabajado con Jimi Hendrix, Led Zeppelin.
Brown no para de trabajar desde 1967, y sí está pesado; Bob Marley, Robert Palmer, Roxy Music…
Siento que Anoche es un disco corto y directo, sin bifurcaciones. Pop.
Ahora nos hemos subido a un tren donde la música viene a satisfacernos de otra manera, con inmediatez. Ahora nuestra música es corta, simple, con discos de muchos temas, no quiere sobrecargarse de cosas que no representan nada. Pero es sincera. Pasamos por muchas etapas, antes usamos artilugios que ya no están, como en el disco Babasonica; pero lo que nos movió a hacer ese disco es lo mismo que nos llevó a hacer Anoche: la música. Babasonica fue un disco que era todo así, muy duro, y respondía a algo que en ese momento nos parecía que debíamos explotar. Creo que antes fuimos sinceros, y con la austeridad que ahora presentamos lo seguimos siendo, de eso pueden estar seguros.
El ritmo del grupo es acelerado ¿cuánto tiempo podrán mantenerse trotando a esa velocidad?
Nada es para siempre. No creo que sigamos con este ritmo, haciendo discos tan rápido, o quizá sí; no sé, eso lo vamos viendo. Creo que hasta ahora va a seguir por un rato más. Hemos visto que se va cerrando como un círculo, cuando nos aburramos vamos a parar. De momento estamos bien, aunque sufrimos un poco de saturación a veces porque todo esto conlleva a mucho tiempo fuera, muchos viajes, y eso cansa. Pero también la pasamos muy bien; noches largas de reventón…
Como las que vivieron en las playas del sur de México, cuando se cancelaron los premios MTV por el huracán…
No, ahí no paso nada (risas). Pero la noche anterior fue muy buena. Estábamos en Playa del Carmen, que es un pueblo Babilónico; con muchos bares y gente con ganas de divertirse, muchos extranjeros, mucho alcohol, mucho estimulante…
Y cuando se pasean frente a uno esa clase de oportunidades no hay más que aprovecharlas.
Y sí, cuando se da, se da. No es algo que uno se encuentre a la vuelta de la esquina siempre. Además tú sabes que el rock necesita también de eso.
Entrevista publicada en Gorila, No. 47,